Marina Valencia es veterinaria del Grupo, y en esta ocasión nos explica qué es y cómo se trata una urgencia como la Hidrómetra (o piómetra).
¿Qué es?
La hidrómetra es una patología común en hembras de la especie canina y menos común en la especie felina sin esterilizar.
Se da por la presencia de al menos un cuerpo lúteo persistente que provoca un aumento de la concentración de progesterona en sangre periférica.
La acumulación de fluido transparente y viscoso en el útero es concomitante con el desarrollo de hiperplasia endometrial o debido a una obstrucción de la luz del útero, cérvix o vagina, que puede además presentarse una distensión bilateral o unilateral de los cuernos uterinos y el útero.
¿Qué sintomatología tiene?
A veces puede presentarse asintomática. Puede que el paciente se encuentre animado, comiendo y orinando con normalidad y tan solo presentar un “aumento de peso” o abdomen péndulo que se puede confundir con un aumento de peso.
En casos en los que se aprecia sintomatología, se denotará al paciente apático, sin ganas de comer, con o sin secreción en la vulva, fiebre…
¿Cómo se diagnostica?
Se deberá realizar analítica sanguínea completa para evaluar la existencia de infección, inflamación y/ o alteración de algún órgano. Sin embargo, hay veces que todos los resultados sanguíneos se encuentran dentro de la normalidad.
Por ello, ante la sospecha de alguna patología a pesar de obtener todos los resultados sanguíneos normales, se recomienda realizar un estudio radiográfico y/o ecográfico, en el que en caso de que presente hidrómetra se podrá observar los cuernos uterinos distendidos, con colección líquida anecoica y paredes engrosadas.
Tratamiento:
Existe tratamiento médico, aunque en pocas ocasiones resolutivo.
El tratamiento más eficaz es el quirúrgico. Se deberá realizar la extirpación de todo el aparato reproductor femenino, es decir, se deberá realizar la esterilización de la hembra para evitar complicación en el paciente, pudiendo llegar a producirse, en caso de no intervenir, una sepsis y posible fallecimiento.
La mejor prevención para estos casos, es la esterilización de la mascota tras el primer celo, en caso de no querer criar o cruzarle con algún macho.